Correo LXVII: Ana y la existencia de Dios (I)

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

   

Estimada Ana: 

¡Cómo me gusta que esta mañana te hayas “levantado filósofa” y te has propuesto mirar más allá de tu equipo de música y las paredes de tu habitación!

¡Y tus preguntas más fuertes las dedicas a la “existencia de Dios”! ¡Te preguntas si realmente Dios existe y si es razonable creer en Dios! ¡La “pregunta de las preguntas” y el esfuerzo existencial de muchos hombres y mujeres creyentes, también en este tiempo que se esfuerzan por dialogar con el mundo moderno, cada día más propenso a proclamar a los cuatro vientos “la muerte de Dios”!

Ana, la racionalidad de la existencia de Dios es tarea urgente en el tiempo que nos ha tocado vivir, una época excesivamente pragmática y tremendamente sospechosa a todo lenguaje filosófico y metafísico. 

Hay varias argumentaciones filosóficas que favorecen “dar razón de la existencia de Dios” a todo el que la pida, al tiempo que es necesario comprender que la fe no es irracional ni puede ser arrinconada a puro sentimiento.

Una argumentación válida es “la vía del movimiento”: Todo cambia en el mundo y lo que se mueve es movido por otro. Si lo que se mueve es movido por otro, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste otro, así sucesivamente. Los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero. Es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie: Dios. 

Otra argumentación razonables es la “vía de la causalidad eficiente”: En el mundo de lo sensible hay un orden determinado de entre las causas eficientes. El ser no puede existir sin ser causado y sin ser participado de la primera causa incausada, Dios. 

La “vía de la contingencia de los entes” radica en el fundamento de que en la naturaleza hay seres que se producen y se destruyen, y el intelecto mismo nos invita a ascender hacia Dios como primer Ser necesario y causa de todo lo demás. 

La “Vía del gobierno del mundo” favorece la comprensión de la búsqueda existencial del sentido global. Todas las cosas que carecen de conocimiento obran por un fin intencionado. Ahora bien, lo que carece de conocimiento no tiende a su fin sino lo dirige alguien que entienda y conozca. Dios sería un Ser Inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin.

Ana, El hombre tiene necesidad de plenitud en su vida. Nunca sabemos a ciencia cierta quiénes somos pero lo cierto es que el hombre es “un ser relacional”, que sólo encuentra su satisfacción vital en la cercanía del Misterio, que le hace percibirse como pequeño y acogido en su ego. 

La sed interior de todo hombre no es sino evidencia de esa búsqueda del Santo, del Creador que sustenta todo lo existente y da alas a la esperanza. 

Perdido en lo tangible y cansado en sus pequeñas batallas para satisfacer su seguridad en riqueza, el hombre olvida su gran batalla, aquella que le haré encontrarse consigo mismo, porque en el fondo la identidad misma humana está más allá de su realidad finita.

Ana, Si miramos hacia dentro descubrimos que necesitamos un Dios y que tenemos necesidad de un Dios que de razones para vivir, para esperar, para confiar y para luchar. 

Un amigo.