Correo LXXVII: Ana y el testimonio Van Thuan (II)

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

Ana: 

¡Te has sentido sobrecogida por la experiencia espiritual de Van Thûan en la prisión! ¡Y me comentas que de esos cristianos quedan pocos! ¡Es cierto que a veces nuestra mediocridad nos hace deambular por caminos tan pobres y tan poco ejemplares, que ante cristianos de esta talla palidecemos sin remedio! ¡Sentimos vergüenza y pudor ante la grandeza de estos “mejores hijos de la Iglesia! ¡Y me suplicas que te cuente algo más de este cristiano vietnamita ejemplar, François Xavier Nguyên Van Thuân! 

Van Thuân nació el 17 de abril del 1928 en Hué, una pequeña ciudad de Vietnam. Provenía de una familia de mártires: en 1885 todos los habitantes de la aldea de su madre fueron quemados vivos en la parroquia. Fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1953. Luego de los estudios en Roma volvió a Vietnam como profesor y luego rector del seminario, vicario general y, finalmente, desde el 3 de abril de 1967, obispo de Nha Trang. 

En la cárcel de Vinh Luang, sus guardias carceleros le permitieron recortar una madera en forma de cruz, y en otra cárcel le permitieron hacerse una cadenita para el crucifijo con trozos de cable, y ponérsela al cuello bajo la ropa. Esa cruz fue la que siguió llevando cuando fue nombrado Cardenal. 

En la cárcel hizo muchos amigos. Uno de ellos fue un espía. Antes de que fuera liberado le prometió que iría a orar por él al Santuario de Nuestra Señora de Lavang. Van creía en la amistad, pero dudaba que un comunista fuera orar a la Virgen María. El propio Van Thûan se sintió sobrecogido y emocionado, cuando seis años después, en su aislamiento, recibió una carta de su amigo: “Querido amigo, te había prometido ir a orar por ti ante Nuestra Señora de Lavang. Lo hago cada domingo, si no llueve. Tomo mi bicicleta cuando oigo sonar la campana. La basílica está totalmente destruida por el bombardeo, por eso voy al monumento de la aparición que aún permanece intacto. Oro por ti así: Señora, no soy cristiano, no conozco las oraciones, te pido que des al señor Thuan lo que él desea». ¡Verdaderamente, se sintió conmovido hasta el fondo de su corazón! ¡Es normal!

Ana, Van Thûan, a pesar de tanto daño como le hicieron, no guardó rencor hacia sus carceleros y guardianes. Un día, uno de los guardias, le preguntó: “¿Es verdad que usted nos ama? ¿Nosotros le hemos tenido encerrado tantos años y usted nos ama? No me lo creo. Cuando quede en libertad, seguro que enviará a su fieles a quemar nuestras casas y a golpear a nuestros familiares”. Y Van le respondió: “Si, claro, que los amo, aunque me maten, porque Jesús me ha enseñado a amar a todos, también a los enemigos. Y si no lo hago, no soy digno de llevar el nombre de cristiano".

Van Thûan fue Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz desde el año 1998, y nombrado Cardenal por el Papa Juan Pablo II el 21 de Febrero del 2001. Murió el año el 17 de Septiembre del 2002.

Un amigo.