Correo LXXII: Ana y el nacimiento de Jesús de Nazaret

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

   

Ana: 

Esta vez me has escrito rápidamente y me he quedado gratamente sorprendido. ¡No siempre tus correos llegan tan rápidos y tan veloces a mi ordenador!

Y la razón, ¡ya sabía que algo te preocupaba!, era que habías escuchado en televisión que Jesús de Nazaret no habría nacido el 25 de Diciembre. 

Me comentas que te había desconcertado esa afirmación, y que rápidamente habías pensado en mi. ¡Gracias por acordarte de mi en los momentos donde encuentras preguntas y vacilaciones!

Ana, quiero decirte que no es nada esencial para la fe cristiana saber cuándo ni en qué fecha exacta nació Jesús de Nazaret. Otra cosa muy distinta sería cuestionar la misma historicidad de Jesús. Cuando se evangelizó el Imperio Romano todas las fiestas paganas se cristianizaron. El celebrar la Navidad el 25 de Diciembre tiene su origen en la gran fiesta del Sol invencible que se celebraba en Roma y en todo el Imperio Romano con enorme alegría popular. Los primeros cristianos cambiaron el sentido original de la fiesta y para significar que Jesús es la luz del mundo quisieron celebrar su nacimiento en esta fecha tan especial, dedicada al nacimiento del sol. ¡Qué mejor fecha para celebrar el nacimiento de Jesús, la “luz del mundo”! Todas las fuentes que disponemos afirman los orígenes humildes de Jesús. Por esta razón, el marxista E. Bloch, afirma con contundencia: "Se reza a un niño nacido en un establo. No cabe una mirada a las alturas hecha desde más cerca, desde más abajo, desde más de casa. Por eso es verdadero el pesebre: un origen tan humilde para un Fundador no se lo inventa uno. Las sagas no pintan cuadros de miseria y, menos aún, los mantiene toda una vida. El pesebre, el hijo del carpintero, el visionario que se mueve entre gente baja, y el patíbulo al final..., todo eso está hecho con material histórico, no con el material dorado tan querido por la leyenda..."

Y este origen humilde jamás lo olvidó Jesús a lo largo de toda su existencia, que tenia siempre una especial predilección hacia los marginados y una “tendencia hacia abajo”. Esa “tendencia hacia abajo” constituyó un rasgo esencial de su vida pública. Tachado de “comilón y borracho”, “amigo de publicanos y pecadores”, Jesús el anunciaba el verdadero rostro de Dios Padre y los sentaba a su mesa. Las comidas de Jesús con los pecadores y marginados escandalizaban a los “santones y justos de turno”, y esa acogida es la que provocaba la conversión y el reencuentro consigo mismo y con Dios.

Ana, lo realmente para el cristiano es que Jesús de Nazaret nació en un momento determinado de nuestra historia y puso “su tienda entre nosotros”. 

Un amigo.