Correo XIV: Ana pregunta sobre los jóvenes

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Querida Ana: 

Tu mejor tesoro, tu riqueza, es tu misma juventud. ¡Tu mayor don y tu mayor tarea! ¡Que no te aterre cumplir años y disfrute cada momento que se te ha dado para realizarte como persona! ¡Seguro que al final de tu camino encontrarás la luz y podrás tener entre tus manos el antídoto que deshace el miedo a la muerte y al fracaso total cuando muchos viajan sin remedio hacia “ninguna parte”! Los correos electrónicos, nuestro mejor secreto, se han convertido en la expresión misma de nuestra intimidad como “dos bailares en danza”. ¡Me has domesticado! ¡Ya sabes, domesticar es crear lazos; y nosotros hemos creado lazos íntimos casi al ritmo de las palabras, que caldean nuestro centro y nos robustecen en la amistad! Quiero hacer un homenaje a los jóvenes de tu generación cono ideales y con grandes dosis de esperanza: 

 

Dichosos los jóvenes que afirman en lo más profundo de su alma que las personas son más importantes que las cosas y las verdades. 

Dichosos los jóvenes que defienden con “uñas y dientes” un mundo cimentado en la justicia, la libertad y la verdad, verdadero trípode de un mundo humano. 


Dichosos los jóvenes que no optan por la violencia y, a pesar de las dificultades cotidianas, creen en el amor como la única fuerza capaz de transformar este mundo y el corazón de los hombres. 

 

Dichosos los jóvenes que tienen generosidad en sus actos y confían en el bien como medios para solucionar sus problemas y los de su entorno. 

 

Dichosos los jóvenes que “tienen los ojos abiertos” para leer e interpretar las necesidades de los otros. ¡Amanecerá la luz en sus corazones y encenderán grandes hogueras en las oscuridades del camino! 

 

Dichosos los jóvenes que emprenden la ruta de la comunión y el diálogo en medio de un mundo cargado de contradicciones y divisiones. ¡Será la manera mejor de romper los muros que separan las razas y las naciones! 

 

Dichosos los jóvenes que se levantan después de cada fracaso y confían en que es posible cambiar este mundo nuestro. 

 

Dichosos los jóvenes que trabajan por la paz y desean ardientemente tener un corazón pacificado. ¡Es la manera más auténtica de combatir la violencia!

 

Dichosos los jóvenes que han creído en la justicia y la paz como dos alas que posibilitan levantar el “vuelo” hacia el futuro de este nuestro mundo. 

 

Dichosos los jóvenes que se oponen con todas sus fuerzas a su propios miedos y se enfrentan con valentía a sus “fantasmas interiores”. ¡Será la manera más auténtica de purificar sus motivaciones más profundas comprendiendo su vida desde el servicio a los demás! 

Un amigo.