Al que poco se le perdona, poco ama

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

                 Jesús de Nazaret era un seductor y un profeta que no quería la muerte del pecador sino convierta y viva. No dejó a nadie indiferente y sus palabras tenían la fuerza del amor en sus adentros.

 

                En cierta ocasión, un fariseo lo invitó a comer en su casa y una mujer, conocida pecadora, se acercó, derramó perfume en sus pies y llorando se puso a besarlos. El profeta se escandalizaba de aquella reacción de Jesús que, quedándose quieto, dejaba que le tocara una mujer pecadora.

 

                Y Jesús le dijo al fariseo: "Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?" Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más"...  Y Jesús le dijo: "...sus muchos pecados están perdonados porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama" (Lc 7, 36-50).

 

                ¡Qué grandeza tenía Jesús en su corazón que sabía mirar al ser humano más allá de sus actos y leía en lo más recóndito de sus sentimientos! ¡Qué liberación sentiría aquella mujer que alguien la miró con dignidad y la acercó a la misericordia de Dios!

 

                Si tu vida está llena de caídas y eres consciente de tus pecados, recuerda que "al  que poco se le perdona, poco ama"!