Alma de oro

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Decía San Juan Crisóstomo que “Dios no tiene necesidad de oro, sino de almas de oro”. Almas de oro que sientan en sus fatigas el cansancio de una humanidad sufriente y dolida. Almas de oro que cabalguen por la senda del servicio y los caminos del bien, que sepan amar con intensidad a los otros.

 

Almas de oro que penetren en las entretelas de la historia y hagan estallar a pedazos el mal que se esconde en sus adentros. Hombres y mujeres que paralicen sin miedo el vendaval del egoísmo y sean capaces de purificar los cimientos de este mundo tan poco dado a querer.

 

Almas de oro que nos recuerden que "Hay hombres que luchan un día, y son muy buenos. Hay otros que  luchan un año, y son mejores. Pero hay otros que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles” (B. Brecht).     

      

Almas de oro que hagan dormir la injusticia y repartan amistad sin remedio.

 

 ¡Sí, "Dios no tiene necesidad de oro, sino almas de oro"!