Un encuentro deseado

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

El lunes, 25 de Septiembre del año 2006, el Papa Benedicto XVI tuvo lugar un encuentro con diplomáticos de 21 países de mayoría islámica y con representantes musulmanes de Italia, después de la crisis provocada por unas interpretaciones acerca de su discurso pronunciado en la Universidad de Ratisbona el día 12 de Septiembre. 

Algunos magnificaron esta crisis asegurando que el Papa había roto el diálogo con la Religión Islámica y que había llegado la “guerra de religiones”, culpando al mismo Benedicto de las revueltas en contra de Occidente y en contra de la Iglesia de sectores islámicos en todo el mundo. 

Probablemente muchos han atacado al Papa sin haber leído completo el discurso pronunciado en la Universidad de Ratisbona el día 12 de Septiembre, y se han quedado con una cita del emperador bizantino Manuel II Paleólogo, sacada de contexto, en la totalidad del manifiesto Papal, sin descubrir que era un recurso para presentar el problema de la relación entre religión y violencia. 

El discurso del Papa, pronunciado en francés, subraya, “la estima y el profundo respeto que siento por los creyentes musulmanes, recordando unas palabras del Concilio Vaticano II, donde se manifiesta “el aprecio de la Iglesia por los musulmanes que adoran al único Dios”...

Prosigue el Papa, reconociendo que “el diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y musulmanes... es una necesidad vital, de la cual depende en gran parte nuestro futuro”...Continúa el Papa, “este diálogo debe estar fundado en un conocimiento recíproco cada vez más verdadero que, con alegría, reconoce los valores religiosos que tenemos en común y que, con lealtad, respeta las diferencias”. 

El Papa vuelve a afirmar con rotundidad, “que fieles a las enseñanzas de sus propias tradiciones religiosas, cristianos y musulmanes tienen que aprender a trabajar juntos, como ya sucede con diversas experiencias comunes, para evitar toda forma de intolerancia y oponerse a toda manifestación de violencia; y nosotros, autoridades religiosas y responsables políticos tenemos, que guiarles y alentarles en esta dirección». 

Magnífico alegato del Papa al diálogo interreligioso y el rechazo a toda clase de violencia para defender y promocionar la dignidad del ser humano, y un grito a favor de la paz.