La mundialización

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Una característica del mundo actual es la tendencia a la globalización, entendido por tal el hecho de vivir en una tierra cada vez más interconectada e interdependiente. Factores decisivos han sido el gran desarrollo de los transportes, las comunicaciones y las telecomunicaciones, especialmente internet. 

Juan Pablo II, en el documento Ecclesia in América , afirmaba con una clarividencia deslumbrante: hay una globalización económica "que trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción, y que, con el desarrollo de las relaciones entre los diversos países en lo económico, pueden fortalecer el proceso de unidad de los pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana. Sin embargo, si la globalización se rige por las meras leyes de mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva consigo a consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la atribución de un valor absoluto a la economía y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y la competencia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada..." (20) 

Pero el proceso de unificación mundial, hasta el momento, está lejos de haber creado la atmósfera característica de una comunidad o pueblo planetario... Cuatro grandes agencias de prensa controlan hoy el 95% de la información de todo el mundo. En la práctica, "globalización" significa "capitalismo global", que conlleva la internalización del comercio, de la producción y de los capitales. 

Soñemos despiertos y anhelemos una globalización anclada en la justicia, la libertad, el respeto y las tradiciones de los pueblos, y no solamente una globalización regida por meras leyes de mercado, que lo único que hace es distribuir de manera desigual la riqueza, porque a nivel internacional, sin duda, está vigente el modelo de desarrollo 20/80, en el que un 20% de la humanidad, ubicada en el Norte, acapara el 80% del producto mundial bruto.