La vida misma

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

    La vida misma se convierte en ofrenda vacía cuando no somos capaces de acallar la ira del vacío y del absurdo. 

Cuando abrimos el corazón y los ojos a la realidad, en ocasiones tan pálida y tan callada, entonces el aroma de la serenidad anida despacio en nuestro ego.

La vida misma se hace soportable en momentos cuando resuena en nosotros las palabras de Cristo: “Venid a mí todo los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré”

Porque llegarán días en que el misterio de la vida se hará interrogante existencial, sobre todo cuando llega el momento de la muerte. Y, entonces, necesitamos encontrar una respuesta convincente que nos arranque nuestro conflicto y nos rompa nuestra ceguera espiritual. Y esa no puede ser otra que la que brota del Misterio (Dios) que nos hace ver los acontecimientos desde el final (escatología), y ella misma nos anticipa una respuesta: Dios dará la vida definitiva a los que han muerto.