La sonrisa

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Cierto día había una joven muy triste y angustiada. Todo le salía mal y estaba muy deprimida Todos sus anhelos y sus deseos habían caído por los suelos y casi había olvidado la sonrisa. Sus penas se iban incrementando y era una joven triste, muy triste.

Un día un amigo de la infancia la visitó y descubrió que su amiga había perdido la ilusión por vivir y estaba encadenada a las cadenas invisibles de la tristeza y del vacío. Este joven creía en un maravilloso proverbio escocés que decía "la sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz".

Este joven la invitó a salir de casa y le contaba chistes, jugaba con ella y se la ingeniaba para sacarla de su dolor. Y aquella joven comenzó a sonreír, a mover los labios y a ilusionarse por la vida, comenzando por valorar lo pequeño y dando importancia a todo lo que le rodeaba.

Y descubrió que su risa no era falsa ni fingida, sino que salía de su corazón, en otro tiempo anquilosado y viejo. No quería que su risa fuese sardónica ni hipócrita, sino alegre y aunque en ocasiones sonreía y no llegaba su alegría a tener la fuerza de la carcajada, sabía que había comprendido por medio de su amigo que la sonrisa es un arte y el aroma de la alegría interior, repleta del suspiro existencial de una vida con grandes metas.