Sábado Santo 

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

El Sábado Santo o Pascua posee varios mensajes: 

COMPRENDER EL SENTIDO PROFUNDO DE LA

RESURRECCIÓN. 


2. DESCUBRIR DESDE LA FE QUE JESÚS RESUCITADO INAUGURA UNA NUEVA HUMANIDAD Y DA SU ESPÍRITU.

Hoy es necesario cimentar la fe cristiana en un testimonio válido que sea capaz de convertirse en la auténtica "roca angular".

La auténtica fe cristiana se debe fundamentar en la experiencia pascual de Jesús de Nazaret, vivida y testimoniada por unos testigos válidos, que puedan dar soporte estructural a una continuidad legítima entre nosotros y el mismo Jesús.

La experiencia pascual de Jesús de Nazaret, el Cristo, se convierte en la Buena Noticia para el hombre que busca el auténtico rostro del Dios Vivo. Es el Kerigma que debe fundamentar toda la fe cristiana como su esencia más legítima y más autentica.

La Resurrección de Jesús se levanta como alternativa ante el dolor y el sufrimiento del mundo. De hecho, para el cristiano, la última respuesta es el Sí definitivo de Dios al inocente maltratrado por el accidente de tráfico, la enfermedad, la injusticia, la tortura, el cáncer, la guerra.... y a las víctimas de los "verdugos de turno", auténticos aliados de la muerte y la desgracia.

La Resurrección de Jesús se levanta como la experiencia última del crucificado. Desde esa experiencia definitiva lanzamos la esperanza de que participaremos de esa misma Resurrección y afirmamos la permanencia de la identidad personal del hombre, más allá de la sepultura; al tiempo que se cuestionan posibles alternativas al final trágico del hombre como la reencarnación o la comunión plena "energética" con el aire.

Sólo la Resurrección da a la muerte de Jesús un auténtico enfoque que hace a este personaje de un pequeño país en una época oscura de la historia se convierta en la personificación del Esperado de los tiempos, capaz de aunar en su personalidad la esencia de lo divino y lo humano al mismo tiempo.

Sólo la Resurrección da al crucificado legitimidad para elevarse como el auténtico portavoz de todos los profetas, encarnando en su persona toda la plenitud de la Palabra divina.

Sólo la Resurrección de Jesús se impone como gracia para descubrir que el Nazareno es el reflejo del auténtico rostro de Dios en medio de esta historia cargada de sombra-luz, de bien-mal, de gracia-pecado, de ley-misericordia...