Cada día
Autor: Padre Francisco Baena Calvo
"No os agobiéis por el mañana,
porque el mañana traerá su propio agobio.
A cada día le bastan sus disgustos"
(Mt 6,34)
La tierra se llenó de risa,
de lamentos y mortajas
como la sombra que sigue pero no mata,
de la soledad tan mía por un amor sin esperanza.
Yo la quería sin reservas
como el Dios de los Misterios a los hombres,
repartiendo un perdón perenne,
y un amor eterno, sin fin.
Yo quiero herir a la muerte
hasta matar de un disparo sus pétalos,
y arrojarlos al mar de las caracolas,
donde el sol nunca llegará a iluminar su presencia,
cargada de música tan sonora.
Siempre se marchita la rosa
en el tiempo de las faenas.
Siempre se seca la hoja
en el otoño por el tejado.