Una diferencia cualitativa

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

El ser humano se distingue cualitativamente del resto de los animales.

Aristóteles, uno de los filósofos más importantes de la antigüedad y uno de los pilares intelectuales de nuestra cultura, afirmaba que el ser humano se distingue especialmente del resto de los animales por tres grandes características: el hombre es un animal ético, político y religioso.

Y la propia constitución humana nos hace reconocer la existencia de la espiritualidad y de la religiosidad como algo esencial del ser humano de todos los tiempos.

Ciertamente cada ser humano, en nuestra historia salpicada de miles de experiencias, descubrimos que “hay algo en el hombre que supera al hombre mismo: un reflejo con algo misterioso, algo de divino” (Pablo VI)

Cada ser humano es “un verdadero santuario de Dios” que aspira a un encuentro pleno con Él, revelado en la historia de Jesús como Amor, y que sólo conseguiremos la felicidad si nuestros esfuerzos y fatigas lleven el sello del amor.