Reconstruye mi Iglesia

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

San Francisco de Asís gustaba de rezar en una Iglesia estupenda, pequeña, pobre, hecha de piedras en el Rio Torto, llamada San Damián. San Damián tenía unas grietas considerables en las paredes y en el techo. En realidad, la Iglesia estaba en ruinas, y en ella pendía sobre el altar, colgado, un estupendo crucifijo de madera de estilo bizantino.

Un día, observando el crucifijo, tuvo la impresión de que movía los labios, y oyó una voz que le decía: “Francisco, repara mi casa que, como ves, está completamente en ruinas”.

Aquellas palabras estuvieron presentes en la vida de San Francisco desde entonces como unas palabras mágicas que le llevaban a reparar no sólo la Iglesia de San Damián, sino la Iglesia de Jesús extendida hasta los confines del mundo.

¡Siente estas palabras en tu vida y como cristiano recuerda que Jesús te llama a reparar su Iglesia!