No hay hombre sin tribulación

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Tomás Kempis comentaba que “no hay hombre en el mundo sin tribulación o angustia; aunque sea Rey o Papa”.

Esta realidad es tan cierta que olvidarla supone aislarse en la propia evasión y en la envidia más demoledora. Nadie que viene a este mundo está exento de sus propias cruces y de sus propias angustias. Nadie que camina por esta tierra se libra de sus propias fatigas y de sus propios cansancios, ya sea el más humilde de los campesinos o el mayor de los emperadores de la tierra.

Hace años había una telenovela sudamericana muy conocida en nuestro país que llevaba por título: “Los ricos también lloran”. ¡Y es cierto que a todos, ricos o pobres, sabios o ignorantes, hombres o mujeres, frailes o seglares, sacerdotes o religiosos, nos acompañan nuestras propias lágrimas y nuestros propios lamentos!