Vivir el evangelio

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Hola Jesús,

Hoy estoy preparado para escuchar el sermón que pronunciaste en la sinagoga ante los tuyos. A veces los sermones de los curas me cansan. Muchas veces repiten lo mismo del Evangelio. No se mojan. Transmiten intelectualmente conceptos. Raramente manifiestan su experiencia personal de ti.

Esta mañana, siguiendo con Lucas, quiero escuchar tu estilo de sermón. Dijiste así: ”Hoy , en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje”. Dicho de otra manera: “ Todo lo que habéis oído proclamar en el Antiguo Testamento, ha llegado hoy a su plenitud en mi persona”.Este “hoy” me recuerda que tú lees siempre la Escritura en dimensión de presente, y de esta manera la actualizas en tu propia persona.

Yo, Señor, no puedo leer tu Palabra como si se tratase de algo del pasado. Al leerla debo intentar descubrir lo que me quiere decir hoy en esta situación concreta de mi vida joven.

Tú lo dijiste claramente ante un pueblo amante del Antiguo Testamento. En ti se cumple todo cuanto decía de ti el profeta Isaías. Te presentas como el verdadero Mesías y el Liberador. Pero no como esperaban los judíos.

En la sinagoga de Cafarnaún presentas tu proyecto de vida y el de los creyentes que te sigan. Tu proyecto es muy claro: te sientes lleno del Espíritu del Señor, y te lanzas a proclamar la misericordia y la liberación de Dios.

Cristiano es aquel que, lleno del Espíritu del Señor, proclama en su entorno, tanto de palabra como de obra, tu liberación, Jesús. ¿ No será que no estamos llenos de tu Espíritu y por eso nos aburre algo todo lo que huela a religioso? Veo que no te limitas a anunciar en Nazaret un plan de vida teórico. Te comprometes con tu propia vida en aquel proyecto.

Vives en tu propia carne la narración del profeta Isaías. Tú serás el Mesías humilde que, desde la humildad y la entrega, traerás la salvación a todos. Tú serás el Salvador, que aparecerás a los ojos de los hombres como un fracasado en la cruz, pero a través de la entrega de tu vida nos darás la auténtica Vida: la Vida Nueva que brota el Domingo de Pascua.

El cristiano es aquel que no sólo habla, sino que compromete su vida en aquellas cosas que predica. Aquel que, desde la experiencia de la vida compartida, la humildad y el servicio, transmite la Vida Nueva de Jesús.

Este sermón me ha gustado mucho. Me he sentido interpelado para actuar y para tener más experiencia de ti. Esa es la palabra: experiencia. Estoy harto de escuchar palabras y palabras; de leer y de leer...pero no he sentido tu experiencia transformadora en mi vida. Y lo siento de verdad. Algo raro ocurre en la predicación y en el anuncio de tu Evangelio. La gente cumple contigo pero tu palabra no llega a cambiar sus actitudes ni su duro corazón. Muchos otros sí se mojan. Tienes que hacer un “transplante de corazón” en muchos jóvenes y adultos. Te conocemos de memoria pero no vivimos de ti. Esa es la cuestión. Por eso la vida cristiana está intelectualizada y se vive por alguna gente a niveles de grandes acontecimientos familiares: bodas, funerales, sobre todo estos últimos. Pero la metralla de amor de tu Palabra no llega a cambiar su forma de hablar bien de los otros, pensar bien de ellos y hacerles el bien.

Gracias, Señor, por expresarte tan claro cuando hablaste y sigues haciéndolo de mil maneras en nuestros días.

Te agradezco tu palabra salvadora,
Juan, 17 años