San Vicente de Zaragoza, Enero 22

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SD

 

Etimológicamente significa " vencedor". Viene de la lengua griega.

Desde muy joven dejó su querida Huesca para irse a Zaragoza para estudiar en el seminario y prepararse para diácono de la Iglesia. No quería ordenarse de sacerdote por su humildad. Lo que le interesaba era predicar la Palabra de Dios.

El obispo san Valerio cumplió con sus deseos y lo nombró su archidiácono. Y comenzó su labor apostólica con verdadero entusiasmo. En parte, porque le encantaba y, en parte, porque el obispo estaba enfermo y no podía hacerlo.

Pero su placer no le va a durar mucho tiempo. El terrible azote del emperador Diocleciano se había propuesto eliminar del imperio todo atisbo de fe en el Dios que predicaban los cristianos.

Y para acabar con ellos, envió a delegados especiales a cada nación. Tenían la orden estricta de exterminarlos como un peligro para los dioses falsos, a los que ellos adoraban en el foro romano y en otros sitios.

Cuando llegó Dacio, el delegado, a Zaragoza, lo primero que hizo fue prender al obispo Valerio y al diácono Vicente junto con otros varios sacerdotes.

No los asesina en el acto para no soliviantar a la multitud. Los envió desterrados a Valencia. Durante el camino les fueron dando azotes y palizas, torturas y discursos para que renegaran de su fe.

Todo fue inútil porque su amor a Dios era inquebrantable. Incluso durante el trayecto largo de un sitio a otro, Vicente les decía a los verdugos:<<Os creíamos más valientes>>.

Ante estas palabras, se enfurecieron, y los ataron a un trozo de hierro ardiendo, le echaban sal en las heridas para que sufrieran más. Se dice que los ángeles bajaban del cielo para curar sus heridas y consolarlos.

Los verdugos llegaron a tenerle miedo a Vicente. Decían que se escapaba de los carros en los que los llevaban.

Y Vicente les decía:<<No me he ido. Entrad y ved con qué fuerza me regala Dios>>. Mi Dios es grande. Decidle a Dacio que me prepare nuevos tormentos. Cansados ante su valentía, los arrojaron al mar. Valencia les levantó una iglesia en su honor. Era el año 304 cuando murieron.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"No hay mayor pobreza que la soledad" (Madre Teresa de Calcuta).