Santo Dominguito de Val Octubre 27

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "del domingo o del Señor". Viene de la lengua latina.

Ha niños que se distinguen en la Iglesia por sus cualidades piadosas y su amor a Cristo desde la más tierna infancia.

Eso le ocurrió a Dominguito, nacido en Zaragoza allá por el año 1240 y muerto en el 1250. Es un monaguillo santo. Cada día iba a la catedral a ayudar a misa. Su recorrido era siempre por un bario judío.

Estos se quejaban de que fuera cantando – tenía una bella voz – con un grupo de amigos. Eran canciones a Cristo resucitado.

Corría por aquel tiempo una leyenda que decía: <<Si le arrancamos el corazón a un cristiano y una hostia consagrada y los echamos al río, todos los cristianos que la beban, morirán.

El brujo judío hizo ambas cosas pero lo engañaron al darle el corazón de un cerdo. Dicen las leyendas que el río fue la causa de la peste que acabó con los cerdos de la comarca.

Se la tenían juramentada. El pequeño acólito iba cantando por la calle cuando alguien lo cogió y lo llevó ante el tribunal de los judíos para repetir la escena del juicio que hicieron con Jesús.

Le arrancaron el corazón, y otro judío fue a coger una hostia consagrada. No todo les iba a salir bien. La hostia la colocaron dentro de un libro del que salían resplandores. Unas mujeres se lo dijeron a los sacerdotes. Y notificaron que era una hostia consagrada.

El sacrílego denunció a todos los judíos que le habían mandado hacer tal acto de profanación.

La autoridad envió a la horca a los judíos, excepto al que había presentado la denuncia. A éste lo condenaron a cadena perpetua.

La muerte del niño se llevó a cabo ante la indignación de su familia, amigos del coro y de las personas que iban a misa cada día para verlo y oírle cantar.

Es el patrono de los monaguillos, aunque en la actualidad se ha puesto también como patrono a Santo Domingo Savio, alumno de san Juan Bosco.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda" (Santa Teresa).