Santa Lydia, Agosto 3

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

          

            Etimológicamente significa “ habitante de Lydos”, en Asia Menor. Viene de la lengua griega.

          Esta joven ostenta el orgullo sano de haber sido la primera, juntamente con su familia, de recibir la luz del cristianismo en el continente europeo.

          ¿Quién era esta joven?

          Pertenece al siglo primero de nuestra era. Nació en el seno de una familia muy trabajadora en el  comercio de telas y de púrpura.

          La púrpura extraída de unos moluscos constituyeron uno de los mejores artículos para clase alta de aquella época. Su precio estaba por las nubes por lo difícil del trabajo y de su transporte de una parte para otra.

          Frente a este mundo de consumo, no hay que pensar que ella apeteciera con avaricia el dinero o el intercambio por otras mercancías. Al contrario, el trabajo era para ella una forma de conquistar la santidad y de dar buen ejemplo según ordena la adhesión libre al Evangelio.

          Lydia supo hacer un uso extraordinario de su riqueza compartiéndolas con  los necesitados y con quienes trabajaban con ella.

          Se sabe que llegó en una barco de los de entonces de la Grecia de Asia y se instaló en Filipos. La razón no fue otra que ser un buen puerto  en el mar Egeo.

          Era muy conocido en aquellos años por su magnífico comercio en tejidos y en púrpura.

          Pero no fue la abundancia  de piezas, ni la facilidad de transporte lo que a Lydia le engrandeció y le devolvió aún más la alegría que llevaba en su corazón de joven guapa.

          Lo que verdaderamente le llevó a la gloria de su triunfo personal fue el encuentro con  el apóstol san Pablo y el evangelista san Lucas, a la sazón predicadores del Evangelio por aquel tiempo en Grecia. Los Hechos de los Apóstoles hablan de ella en el capítulo 16,11. Tanta fue la amistad que les unió que ella misma los invitó a que vivieran en su casa. Le dijo estas palabras:<<Si queréis aceptarme como amiga de Dios, venid a mi casa>>. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! 

“El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos” (Amiel).