Santa Lucrecia Marzo 15

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "portadora de luz". Viene de la lengua latina.

Sitúate en la ciudad de Córdoba durante el reinado de Abderramán, allá por el año 850.

Como te puedes imaginar, eran tiempos muy difíciles para los creyentes en Cristo Ella, además era hija de padres musulmanes y vivía el don y la gracia de la virginidad, inusual en aquellos tiempos. Esta cualidad de su vida personal la alcanzó y la vio clara una vez que se convirtió al cristianismo.

Había por entonces en la ciudad califal un humanista cristiano por excelencia. Todos le conocían por su sabiduría, sus dotes de prudencia, y cuando era preciso su arrojo y valentía. A Lucrecia le fascinaba la idea de un Dios amor y entregado enteramente a los hombres con un amor de benevolencia, es decir, amor de gratuidad absoluta.

San Eulogio se encargó con todo cariño de su educación cristiana. Sabía a lo que se exponía con esta labor de catequista. Pero nunca tuvo miedo en su corazón. Era consciente de que los padres de Lucrecia se oponían a que dejara la religión musulmana.

Cuando vio que no podía vivir con los padres porque le hacían la vida imposible, se fue a casa de san Eulogio. Este la recibió con una caridad y amor sumos.

Sabía a lo que se exponía. En primer lugar, al dime y direte de las gentes, al chisme fácil. A él, sin embargo, le importaba un pimiento la reacción de la gente. Se compromete en serio. Como tenía muchas ocupaciones pastorales, se la entregó a su hermana Amilona, en esta noble misión de la enseñanza cristiana, y para que la cuidase en todo lo demás.

Lucrecía , al contacto con esta buena joven, fortificó su fe para los duros momentos que le aguardaban.

Los padres empezaron a moverse en busca de su hija. La buscaron por todos los sitios, y previamente habían presentado la denuncia de su desaparición a los propios jueces. Y, como fundamentalistas, una vez que la encontraron, le dieron muerte y la arrojaron al río Guadalquivir. Los cristianos, enterados de su ejecución, recogieron sus restos y los enviaron a Oviedo.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"La cruz caída al suelo, se elevará de nuevo" (L.Bruyant)