Santa Laura, Enero 22

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa " laurel, jardín florido". Viene de la lengua latina.

Las congregaciones religiosas dedicadas a la educación, no solamente preparan a sus alumnos/as para el mundo del trabajo o de la ciencia, sino para que sean buenos cristianos y honrados ciudadanos.

Esta chica de hoy es fruto de la educación recibida por las Hijas de María Auxiliadora o Salesianas.

Laura Vicuña vino al mundo en Santiago de Chile en abril de 1891 y murió tal día como hoy en 1904. Tan sólo 13 años como la santa Inés de ayer.

Por causas políticas tuvo que huir toda la familia a Argentina. Aquí entró Laura en el colegio de las Salesianas. Ella vivía el duro problema de su madre. Estaba unida sentimentalmente con un hombre. Sin embargo, cuando un día explicaba la profesora este tema en clase de religión, Laura se desmayó.

Se dio cuenta de que su madre vivía en pecado. El nombre de la madre, a la que tanto quería, era Mercedes.

Cavilando a ver lo que podía hacer, pensaba así:

"Ofrecerá mi vida a Dios, con tal de que mi mamá abandone a ese hombre con el que vive en pecado". Se lo dijo a su confesor. Este le respondió:" Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto".

Pero lo hizo con la ayuda de Dios. Era muy querida por sus compañeras y, en lo religioso, era muy amiga de Jesús Sacramentado y de María Auxiliadora, devoción que tanto inculca la Familia Salesiana doquiera se encuentra.

Al irse de vacaciones, el compañero sentimental de su madre quiso abusar de ella. A la vuelta al colegio, demostró que era valiente. Salvó a las más pequeñas de una inundación. Pero enfermó. Y ya muy grave, decía:"Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios para que dejaras de vivir así. ¿Quieres darme la alegría de tu arrepentimiento?. La madre, llorando, se lo juró. Mirando a la imagen que estaba en su cama, dijo:"Gracias Jesús, gracias María". Murió dulcemente en 1904.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Si quieres destruir la avaricia debes destruir el lujo, que es su padre" (Cicerón).