Santa Jacinta Mariscotti, Enero 21

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SD

 

Etimológicamente significa "flor y piedra preciosa". Viene de la lengua griega.

Esta chica nació en Vignarello, cerca de Viterboi en 1585, y murió el 30 de enero de 1640. Primeramente se llamó Clara y después se puso Jacinta.

Sufrió en su vida dos conversiones que la marcaron para siempre. Antes de entrar en el convento, se vanagloriaba de su belleza y de su gusto por las fiestas y de montárselo bien. Vivía como si no tuviera fe. La realidad de hoy en día. Le pasa igual a mucha gente.

Dios la esperaba en todo instante. Al final, se dio cuenta de que así no podía ser feliz. Pensaba en su hermana que era ya monja franciscana. Y esta idea le atraía cada vez más y con mayor intensidad.

A la edad de 20 años, quería casarse con el Marqués Cassizucchi, pero dejó este compromiso para su otra hermana. Se fue al convento, pero daba mal ejemplo a las otras monjas. Entonces se escapó por un tiempo hasta que volvió para quedarse.

Cayó enferma. Su habitación parecía un pequeño palacete con joyas y todo tipo de vestidos. El confesor le dijo que lo dejara todo.

Este consejo lo siguió a rajatabla. Y fue entonces cuando, de verdad, sintió la vida religiosa tratando bien a sus hermanas religiosas, desviviéndose por los pobres y creando grupos de fraternidad en Viterbo.

El cambiazo que dio fue tan grande, que todo el mundo la admiraba ahora, no tanto por sus travesuras y coquetería, sino por su santidad y su alto grado de virtud.

Su historia es parecida a la de muchas personas de hoy. Se dan cuenta, ya de jóvenes o maduros, que la vida no tiene sentido si sólo se vive para divertirse mucho y mal.

Si no hubiera dado el cambio que dio, ¿quién se acordaría hoy de ella?

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Todo nuestro mal proviene de no saber estar solos" (Jean de la Bruyère).