Santa Engracia Abril 16

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "gracia". Viene del latín.

No corrían buenos tiempos para esta bella joven. Estamos en los años (285-305), es decir, en la época más dura de las persecuciones contra los cristianos.

El emperador Diocleciano se había ensañado materialmente con ellos y ellas. Los buscaba por todos los rincones. Enterado de que en España, dominada por el imperio romano, la fe cristiana crecía de día en día, mandó al cruel Daciano para acabar con todos los creyentes en Jesucristo.

Esta joven iba de camino al Rosillón francés con la cara iluminada de alegría. Iba nada menos a casarse con el duque de esta región francesa. El camino desde Portugal hasta Zaragoza fue una delicia para ella y todo el cortejo que le acompañaba.

Sus sueños se truncaron cuando llegó a la capital aragonesa. Tuvo la mala suerte de coincidir con el enviado del emperador. Los soldados la cogieron a ella y a todos sus acompañantes para saber si era cristiana o no, ya que provenía de Brácara.

Tras un interrogatorio inútil, la sometieron a todo tipo de crueldades para que renunciara de su fe en Cristo y adorase a los dioses romanos. Firme como una roca en la alta montaña, confesó su fe sin miedos a la muerte ante el tribunal que la juzgaba.

El poeta español Prudencio, en su Libro de las Coronas, himno IV, habla de la valentía de los mártires y, entre ellos, se encuentra Engracia.

Lo cuenta como uno de los más malos que nunca se le habían dado a los cristianos. Cuenta que la ataron a un caballo para arrastrarla por las calles, le dieron palizas tan grandes que le reventaron el hígado. Le arrancaron el corazón para exponerlo ante todo el mundo.

Y para rematarla, le clavaron un clavo en la cabeza. Y de inmediato murió tal día como hoy del año 304.

Sus 18 acompañantes, que eran también cristianos, sufrieron igual suerte. Los restos de esta virgen mártir se conservan en la iglesia que lleva su nombre en Zaragoza.

Su matrimonio se vio truncado por la gloria de su martirio.

¡Felicidades a las que lleven este nombre!

"Busca la profundidad de las cosas; hasta allí nunca logra descender la ironía" (Rainer M. Rilke)