Santa Catalina Tomas Julio 28

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB       

        

          Etimológicamente significa “ casta, pura”. Viene de la lengua griega.

          Quien va a Palma de Mallorca, no deja de visitar el  bello pueblo de Valldemossa, que es el centro de la isla y el monumento viviente de los cartujos de otro tiempo, y ahora convertido en el museo de los reyes de Mallorca y de las obras manuscritas de Chopin y de la que fuera su amante Sthandal.

          Pero muy cerca, bajando la calle, se encuentra la casa en la que nació Catalina de padres colonos, mandados allá por el mismo rey D. Jaime I.

          Se quedó huérfana a una edad temprana. Entonces tuvo que alojarse en casa de su tío que, desgraciadamente, no la trataba bien.

          Como niña dotada de mucha imaginación, se dedicaba en su tiempo libre a hacer altares junto a los árboles para sentir mejor la presencia de Dios.

          El P. Castañeda, que fue su confesor, la estimulaba en el camino de la santidad. Al ver los adelantos que hacía por este misterioso e intrincado sendero, le rogó a la superiora del convento que dejase entrar a esta joven.

          Pero las cosas de entonces: la superiora la rechazó porque no tenía la dote necesaria, es decir, ropa, dinero y demás cosas para la vida conventual.

          Era, en el fondo, lo mismo que hacen hoy las parejas cuando se van  a casar.

          Catalina luchaba con todas sus fuerzas para que pudiese entrar en el convento de santa María Magdalena. Una vez que venció todos los obstáculos, su sueño se hizo realidad.

          Apenas pasó algún tiempo, todas las monjas la querían mucho por el cúmulo de sus virtudes y su gran disponibilidad en prestarse para hacer cualquier trabajo.

          Cuando maduró en la fe y en las Reglas del convento, hizo su profesión religiosa en el año 1555.

          Tanta unión tenía con el Señor que más de una vez el propio Jesús le concedía el don de entrar en éxtasis y de hacer milagros ante la presencia de todos. La eligieron superiora pero renunció. Vivió cuarenta años llenos de vida y santidad, hasta que murió el 5 de abril de 1574. Su cuerpo se mantiene incorrupto en la capilla de santa Catalina. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

“Sólo se vive el tiempo que se ama. Sólo queda lo que hayamos amado” (Claude Helvetius).