Santa Catalina Drexel Marzo 3

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa " pura, casta". Viene de la lengua griega.

Filadelfia fue la cuna de nacimiento de esta chica en el año 1858. Sus padres, ricos banqueros, le decían que el dinero era para compartirlo. Y tuvo ocasión de poner esta idea en práctica.

En un viaje que hizo por otras regiones norteamericanas, contempló la situación inhumana de los nativos. Fue aquí conde hizo el propósito de ayudarles.

Empezó por fundar la escuela de santa Catalina en Santa Fe, Méjico, 1887, para los chicanos o indios.

Después fue a Roma a una audiencia con el Papa León XIII. Le pidió al Papa que enviase misioneros a aquellos lugares. El Papa le dijo que ella misma fuera misionera.

Una vez que habló con su director espiritual, el obispo James O´Connor, pensó en darse enteramente a Dios. Dio toda su riqueza a los indios y a los de origen africano.

La Eucaristía fue para ella el motor que la impulsaba a vivir intensamente la obra emprendida con los pobres y la lucha contra el racismo. Se sabe que muchos afroamericanos no vivían en libertad, llevaban una vida inferior a los demás ciudadanos.

Trabajó con todas sus fuerzas para que los americanos cambiasen su mentalidad en este sentido.

Había que ofrecer a esta gente una educación como a los otros americanos. Era muy difícil en las ciudades y peor en los campos.

Comenzó entonces la fundación de numerosas escuelas y excelentes profesores. Esta orientación fue la prioridad de Catalina y de Congregación.

Durante su vida conoció más de sesenta escuelas y misiones. Poco más tarde tuvo lugar la erección, 1925, de la "Universidad Javeriana", la única universidad católica dedicada a los jóvenes de color.

Su sintonía con el Espíritu Santo y u confianza en la Divina Providencia, fueron los dos ejes sobre los que giraba su vida espiritual y la de su Congregación. Murió el 3 de marzo de 1955. Subió a los altares en 1988.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"El galardón de las buenas obras es haberlas hecho. No ha otro premio digno" (Séneca).