Santa Carolina Julio 17

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

Etimológicamente significa “magnánima”. Viene de la lengua alemana. 

Cristo se abandonó en Dios a la hora de morir en la cruz. Rezó diciendo:<<En tus manos pongo mi espíritu>>, esto es, en ti pongo toda mi vida.

Esta es una oración de plena confianza. Si alguna vez te encuentras decaído, dila a menudo hasta tanto salgas de tu mal bache. 

Carolina. Estamos en plena Revolución francesa. Concretamente en el año 1794.

Las beatas carmelitas de Compiège son llevadas de este lugar a París, en la época del terror más exacerbado que uno se pueda imaginar.

Estas hermanas vivían en su convento entregadas  a la vida de oración, al trabajo y al apostolado.

¿Qué daño hacían? Ninguno. Pero las turbas se lanzaron contra ellas y sus inocentes vidas.

Siempre se persigue la religión cuando se aleja Dios de la sociedad y de los corazones de los dirigentes.

Con  sus caras de felicidad y, con la confianza en Dios – tal como él hizo en la cruz – iban derechas al lugar de los tormentos: la vil guillotina en la plaza del Trono parisina.

Después fueron enterradas en el cementerio de Picpus.

La decana de estas hermanas se llamaba carolina. Tenía 79 años. Había nacido en Anne-Marie-Thouret y era originaria de Mouy-sus –Oise.

Cuando hace algunos años se cumplieron los 200 años fatídicos de aquellos días, la hermana Carolina resplandece en el cielo y ante la contemplación de todos los creyentes como una flor que, aunque madura por la vida, sigue expandiendo por todas partes el perfume de su virtud y de su entrega a Dios con su propio martirio. 

¡Felicidades  a quien lleve este nombre! 

“No conocemos porque no queremos conocer” (Huxley).