Santa Alda de Siena  Abril 27

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Etimológicamente significa “extremadamente bella”. Viene de la lengua celta. 

Si te habitara la pasión del perdón sin dejarlo nunca para más adelante, entrarías en una aventura espiritual, el asombro de un amor. Dios te ama antes que tú le ames. Crees que no le esperas y él te espera. Dices “yo no soy digno”, y él coloca en tu dedo el anillo del hijo pródigo. Aquí está el cambio radical del Evangelio. 

Esta mujer fue una  viuda del siglo XIV. La hija de Francisco Ponzio y de Inés Bulgarini nació en Siena en 1249.

En el bautismo le pusieron por nombre Aldobrandesca. Pasado algún tiempo, todo el mundo la llamaba Alda.

Desde muy joven sintió el cambio radical que el Evangelio propone a la persona que quiere hacer la voluntad de Dios.

Le gustaba quedarse en casa. Tan sólo salía para participar en la Eucaristía y escuchar las homilías o sermones de los padres franciscanos o dominicos.

Siendo aún muy joven contrajo matrimonio con un joven noble y culto como ella, Bindo Bellanti.

Fue una esposa ejemplar en casa y, sobre todo, durante la larga enfermedad de su esposo.

Al quedarse viuda – como era tan guapa y tenía “pasta” – tuvo varios pretendientes.

Ella, a contracorriente, aceptó su estado de viudez para siempre.

Se quedó en el palacio como terciaria. En realidad, llevaba una vida de religiosa.

Era terciaria de los “Humillados”, que como todo el mundo conoce, tuvieron una gran importancia en todo el Medioevo.

Fueron los fundadores del primer capitalismo industrial. Para que todo marchara bien y estuviera todo bien controlado en plan de que produjera cuanto más mejor, fundaron las asociaciones profesionales. Alda fue un alma entregada a lo espiritual, y  sus bienes de Siena los distribuyó entre los pobres. Murió el año 1309.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

“Ayudar al débil es caridad; pretender ayudar al poderoso es orgullo” ( San Gregorio Magno).