San Silvestre, Diciembre 31

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SD

 

Etimológicamente significa "hombre de los bosques". Viene de la lengua latina.

Este Papa nació en Roma y murió en el año 335. Tuvo la inmensa suerte de empezar su pontificado el 31 de enero del 314, cuando ya se había publicado el edicto de Milán por el cual cesaban todas las persecuciones contra los cristianos.

No todo iba a ser un camino de rosas para este Papa. Resultó que el emperador quería meterse en los asuntos propios de la Iglesia y, por si esto fuera poco, nuevas herejías se cernían sobre la vida de los cristianos.

Dios, que nunca abandona a sus fieles sino que estará con ellos hasta el fin del mundo, buscó en la persona de Silvestre el ser ideal para que hiciera frente a todas las dificultades que se presentaran.

Como quiera que estuvo de Papa 21 años, tuvo tiempo suficiente para ir dando solución a todo lo fuera necesario.

Salvando el tiempo, la distancia y los poderosos medios de comunicación social hablados, escritos y digitales, a San Silvestre el gustaba mucho viajar para conocer de cerca las necesidades de la Iglesia en los diferentes lugares.

Francia quedaba lejos para ir de viaje. Entonces envió a delegados suyos para que, en el concilio de Arlès para que condenaran la herejía donatista.

Lo mismo ocurrió más tarde en el Concilio de Nicea, año 325. Al saber que el mismo emperador Constantino había proclamado el Concilio, él mandó un obispo y dos sacerdotes para que lo representaran en su nombre.

Poco después fue él quien aprobó el Credo de Nicea.

Tuvo grandes preocupaciones pastorales durante su papado. Mandó construir iglesias. El emperador, siempre atento con él a pesar de algunas discusiones, le donó el palacio Laterano para que fuese la residencia de los Papas y junto a él, la construcción de la bella y primer catedral de Roma, que hoy se llama san Juan de Letrán. Ya en su tiempo se empezó san Pedro, en el Vaticano y san Lorenzo.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Cualquier clase de paz entre los ciudadanos es preferible a una guerra civil" (Cicerón).