San Rodolfo  Octubre 16

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

Etimológicamente significa “lobo glorioso”. Viene de la lengua alemana.

Algo sumamente importante para el creyente es tomar conciencia de que la vida que lleva, la lleva en vasos de barro, en los que va mezclada la gracia divina.

Con esta realidad, más que hundirse y deprimirse, el creyente sale a flote en la aventura a la que Dios le llama.

Este joven nació en Gubbio en el año 1034 y murió en 1064. Una vida corta,30 años, vividos con profunfidad de alma y de entrega a las cosas de Dios.

Estuvo cinco años de obispo. A  los 25 asistió al Concilio Romano, celebrado el año 1059.

Tenemos la suerte de saber su biografía gracias a su maestro san Pedro Damián, una de las cinco personalidades más influyentes en el siglo XI.

Fue el guía de los ermitaños de Fonte Avellana. Aquí estuvo Rodolfo con su hermano mayor Pedro.

De estos ermitaños vino el “rinnovamento”. Rodolfo llegó a ser  obispo de Gubbio. Hizo grandes obras y tenía en mente otras, pero murió muy joven.

Todo  lo que él no pudo hacer, lo llevaría a cabo Juan de Lodi.

Pedro Damián le comunicó la noticia de su muerte al Papa Alejandro II. Era una carta en la que contaba al Pontífice la vida de este joven. Alababa su penitencia, su oración y celo pastoral.

Le tenía gran estima por su cultura teológica.

El culto a san Rodolfo fue grande una vez que todo el mundo se enteró de cómo era y había muerto. Su cuerpo fue enterrado en la catedral de Gubbio, pero, por desgracia, no ha quedado ni rastro después de los trabajos del 1670. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre! 

“El tiempo libra a los necios de la aflicción, y del buen juicio a los sanos” (Epicteto).