San Pantaleón Julio 27

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB       

      

          Etimológicamente significa “¿todopoderoso?”. Viene de la lengua griega.

          Este santo es conocido mundialmente como el santo de los milagros. Nació en el hogar de una familia cuyos padres eran de fe o creencia diferente.

          El padre era un pagano y la madre una profunda creyente en Cristo el Señor.

          Preocupados por su educación, apenas tuvo la edad oportuna lo llevaron a que estudiara filosofía, retórica y medicina. En esta última materia llegaría a ser un médico muy afamado en aquellos tiempos lejanos del siglo IV.

          Tuvo que afrontar muchas dificultades para ejercer de médico. La principal provenía del propio emperador. Como cristiano que era, no veía con buenos ojos que se dedicase  a este menester por el peligro de que pudiese  hablar de Jesús mientras curaba a los enfermos.

          La persecución llegó a límites insospechados por todo el imperio romano, incluso a Bitinia, en Asia, de donde era natural este joven.

          ¿Qué tuvo que hacer?

          Se escondió para que la maldad no se cebara contra él. Un día, al salir al campo, vio a un niño muerto por la picadura de una víbora. Se acercó a  él y le dijo:<< En nombre de Jesús Nazareno, anda y sal curado. Y tú, víbora, muere inmediatamente>>.

          Con el paso del tiempo, este niño recibió la educación cristiana, se bautizo y se unió a la fe de san Pantaleón.

          Otro día realizó otro milagro con el padre del niño salvado de la muerte por el santo. De esta forma logró su conversión al cristianismo.

          El mismo emperador Maximiliano lo llamó un día a su presencia. Quería conocer al médico con sus propios ojos. Le ordenó que hiciera un milagro ante él y sus amigos del palacio. Entonces le dijo al emperador que él invocase a sus dioses y Pantaleón a Jesús. Quien curara sería el Dios verdadero. Se trataba de un paralítico. Los sacerdotes de los dioses hicieron oración en vano. Pantaleón invocó a Dios y le dijo al paralítico:<<Levántate en nombre de Jesús>>. Los sacerdotes lo llamaron un hechicero y, enfados, le cortaron la cabeza en el año 305.

          ¡Felicidades a los que lleven este nombre!

“Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece” (J. Benavente).