San Mauricio Septiembre 22

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

  

          Etimológicamente significa “oscuro, sombrío, de Mauritania”. Viene de la lengua latina.

          El tema de los objetores de conciencia no es de nuestros días. Ya existieron en el siglo III de nuestra era cristiana.

          Un santo, llamado Euquero, casi siglo y medio después de morir Mauricio y sus compañeros, recogió las tradiciones que corrían de boca en boca acerca de los mártires de Cristo.

          Maximiano hacía de las suyas persiguiendo y matando a cristianos a lo largo y ancho del imperio romano. Se enteró de que en Francia había habido una revuelta. Tenía entonces el emperador una legión por nombre Tebea. Eran soldados cristianos que procedían de Egipto. Al mando de esta legión estaba Mauricio. Justo antes de marchar para Francia, visitó al Papa  Marcelo.

          Iban las tropas de camino. De detuvieron en Suiza para ofrecer sacrificios a los dioses con el fin de que los protegieran en las batallas que les aguardaban.

          Y he aquí que los soldados valerosos de esta legión se niegan en rotundo a hacer semejantes cultos a los dioses romanos.

          Se fueron no muy lejos de los demás soldados. Y cerca del gran y bello lago Leman para hacer sus oraciones al verdadero Dios.

          Maximiano se enteró de esta deserción. Y lo fácil: ordenó que los decapitaran a todos. Los tebanos, en lugar de atemorizarse por la futura muerte, dan muestras de una valentía increíble.

          Los cristianos, siempre amantes de sus héroes santos, comenzaron  a tributarles culto en el siglo IV. Es más, se comprometieron a dar a conocer esta hazaña  al mundo entero mediante cartas o viajes por el imperio.

          Muchos soldados, cuando tenían que luchar, rezaban a san Mauricio y su legión para que loe defendiera de los peligros. Entre grandes personalidades podemos citar a Carlomagno, Carlos Marte, la Casa de Saboya, Felipe II.. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! 

“Los golpes imprevistos no permiten muchas veces que un aproveche de ellos, a causa del abatimiento del alma” ( C de la Colombière).