San Mateo Septiembre 21

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

 

          Etimológicamente significa “don de Dios”. Viene de la lengua hebrea.

          Todo ser humano está llamado a ser alguien en la vida. Mateo tenía un cargo de inspector de Hacienda. Esto le granjeaba el desprecio de todo el mundo. No podían ni verlo. Nadie podía suponer que el Señor se fijara en él para que fuera su apóstol.

          Y los peores, en estas ocasiones, eran los fariseos. No lo consideraban una persona observante de la Ley. En el banquete que le prepara a Jesús en su casa estaban sus mejores amigos.

          Ante la turba de los farsantes fariseos, Jesús ya les advirtió que él había venido “no a llamar a los justos sino a los pecadores”.

          Palabras que les debieron sentar fatal. Pero el apóstol a partir del momento de la invitación, pasó olímpicamente de los que le criticaban y odiaban a muerte por causa del dinero.

          Mateo escribió su evangelio siguiendo el mismo esquema que antes había hecho el evangelista Marcos. Sin embargo, como era muy inteligente, escribió cosas nuevas porque supo captar el pensamiento y la obra de su Maestro con gran precisión de datos y de referencias al Antiguo Testamento.

          Lo escribió en la lengua que habla el Señor, es decir, el arameo. Se cree que lo redactó unos quince años después de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

          El, como buen judío que conocía bien a su pueblo y a su gente, tuvo la delicadeza de escribirlo pensando, sobre todo, en los israelitas que se iban adhiriendo poco a poco a Cristo.

          Más tarde comprendió que el mundo no acababa en Israel. Se marchó a Etiopía para predicar la vida, obras y milagros de Jesús de Nazaret.

          Dicen que, debido a su fervor y al entusiasmo de su predicación, logró la conversión de mucha gente al cristianismo, comenzando por el rey y toda su corte. Puede que estuviera también en Persia, el actual Irán. Murió mártir por Jesús en el siglo I. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! 

“¡Oh pobreza bienaventurada que da riquezas a quienes la aman y abrazan!” (Santa Clara).