San Marcelo I, Enero 16

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SD

 

Etimológicamente significa " fuerte". Viene de la lengua latina.

No cabe duda de que no ha habido en estos 2000 años largos de historia, ninguna interrupción en la sucesión de los Papas después del primero, san Pedro.

Tan sólo hubo un pequeño intervalo en tiempos de Marcelo por culpa de tanta persecución, pero aparte de este mínimo tiempo, la Iglesia siempre ha salido adelante con bríos nuevos.

Marcelo ocupa el lugar 30 de los Papas. Tan sólo estuvo un año como pontífice (308-309).

Tras el siglo III, el año fuerte en persecuciones, la Iglesia salió mucho más fortalecida. Para colmo, vino un período de relativa tolerancia con Diocleciano. Al principio respetaba a los cristianos, pero del 303 al 305 hizo horrores contra los sencillos creyentes en Jesús de Nazaret.

No paraba de enviar edictos a todo el imperio para que se reanudasen las persecuciones contra los nuevos creyentes en Dios y no en lo dioses del imperio.

Y le tocó a Marcelo sufrir el martirio por defender su fe y la de todos los seguidores de Cristo.

Animaba a los cristianos mediante su entrega caritativa y su apostolado fecundo entre la gente.

Lo eligieron Papa en el año 308, a los cuatro años de morir san Marcelino. Era difícil reunir a los obispos del mundo para la elección de un Papa.

Pero, incluso a distancia, los sucesores de los apóstoles entendieron que Marcelo era el futuro Papa, el más adecuado.

Todo era desorden, destrucción e inmoralidad. Nunca como entonces necesitaba la Iglesia un Papa fuerte que impusiera el orden y la disciplina en todos. Se dedicó a construir templos, a ordenar a sacerdotes.

Había gente buena que le ayudaba. Tal es el caso de santa Priscila. Otro punto álgido en su pontificado fue la admisión de todos aquellos que renegaron de su fe por miedo a morir. El Papa, bajo las órdenes de Majencio, fue desterrado y martirizado en enero del 309.

¡Felicidades a los que lleven este nombre!

"Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo entre una multitud atareada" (Charles Baudelaire).