San Justino Junio 1

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

          Etimológicamente significa “justo”. Viene de la lengua latina.

          He aquí un seglar de una vida cristiana profunda. No hace falta ser cura o monja para alcanzar la santidad. Esta pertenece a todo estado o condición de vida.

          ¿Quién fue este laico ejemplar?

          Fue un apologista que defendió con  uñas y carne su fe en el Señor. Sus escritos reflejan la vida de los seguidores de Jesús durante el primer siglo y parte del segundo, que es cuando le tocó vivir a Justino.

          Dada su aguda inteligencia, se dedicó a estudiar al Biblia en la que encontró justamente lo que antes no había halado en otros libros.

          Como   intelectual inquieto, recorrió países y ciudades conversando y discutiendo con  paganos, judíos y herejes, teniendo fija su mente y su ardiente corazón en la fe que había recibido gratis de Dios.

          En su libro “Apologías” les habla a los gobernantes así:<<¿Por qué perseguís a los seguidores de  Cristo? ¿Por qué son ateos? No lo son. Creen en el Dios verdadero. ¿Por qué son inmorales? No. Los  cristianos observan mejor comportamiento que los de otras religiones. ¿Por qué son un peligro para el gobierno? Nada de eso. Los cristianos son los ciudadanos más pacíficos del mundo.

          Cuando los paganos se dieron cuenta de que este sabio era cristiano, el alcalde de Roma lo mandó llamar ante su presencia. Y le hizo varias preguntas. ¿Cuál es su especialidad? Mire, durante mis primeros 30 años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo, me dediqué por completo a  tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión.

          ¿Sigue, siendo sabio en esa religión? Fui un ignorante hasta que  la conocí. El cristianismo me ha aportado la verdad que no había encontrado en ninguna religión.

          Irritado el alcalde, lo mandó prender y le dio muerte en el año 165.

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! 

“Los libros son, entre mis  consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la ambición les impiden decirme lo que debo hacer” ( Alfonso II de Aragón).