San Juan de Britto, Febrero 4

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea.

Nadie podía imaginarse que este chico, nacido en Lisboa en el seno de una familia noble en el año 1647, llegase tan lejos en su vida personal y cristiana.

Cuando era un niño, cayó enfermo de gravedad. La madre, muy devota de san Francisco Javier, le pidió que si curaba a su hijo, se lo ofrecía a él.

Con el paso del tiempo, se puede afirmar que ésta fue la llamada que Juan sintió en su interior para irse de misionero, siguiendo los pasos del apóstol navarro y universal.

A los 15 años, entró en los jesuitas aunque con la dura oposición de su familia y de todos sus amigos. El "pasó" de todos. Veía claro que, en cuanto se ordenara de sacerdote, se marcharía al lejano Oriente. Recorrió Goa, Malabar, Tanjore, Marava y Madur, en la India.

Los que iban con él cuentan que viajaba siempre a pie. Era muy inteligente y se adaptó en seguida a las costumbres y a las lenguas por donde pasaba. Es lo que se llama hoy la inculturación.

No todo eran éxitos misionales. También tuvo que soportar penalidades con el grupo de catequistas que le seguían. Una vez en la India sufrieron brutalidades enormes, porque los hechiceros de Marava querían que les tributasen culto al dios Siva.

Tras mucho tiempo por el Oriente, volvió a su país. Un amigo suyo –desde su adolescencia – había llegado a ser el rey Pedro II de Portugal.

El rey y el mismo nuncio papal querían retenerlo en la nación amiga y hermana, pero Juan se largó de nuevo a Madura por espacio de tres años.

Sufrió una dura persecución por hablar claramente contra la poligamia. Tras sufrir cárcel y torturas, lo dejaron volver. Existen cartas en las que cuenta cosas interesantes hasta el día mismo de su ejecución. El rey de Portugal mandó que se celebrasen grandes funerales en su honor. La madre de Juan fue vestida de fiesta para celebrar la nueva vida de su hijo.

Murió en el año 1693.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Vencer y perdonar, es vencer dos veces" (Calderón).