San José de Cupertino Septiembre 18

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

          Etimológicamente significa “el que se crece”. Viene de la lengua hebrea.

          Muchas veces en la vida nos cuesta hacer lo que de verdad queremos. Este chico, nacido en Cupertino, Italia, de una familia pobre  pero con una madre muy cristiana- era terciaria franciscana – recibió una  buena educación.

          No tenía una mente muy despejada o inteligente que digamos. Por esta razón, en plan de risa, se solía llamar a sí mismo cuando se hizo franciscano “Fray Asno”.

          Antes había pedido entrar en los Capuchinos, pero lo rechazaron.  Se quedaron en su aspecto exterior y se equivocaron completamente.

          Los franciscanos, sin embargo, lo recibieron con las manos abiertas, aunque con la misión o el trabajo de que fuera mozo de cuadra o cuidador de las caballerizas.

                     Pasado el tiempo, se aplicó tanto en el estudio y en el esmero de la virtud, que lo ordenaron de sacerdote. Llevaba en su interior unas fuerzas especiales que lo convirtieron en un predicador tan bueno que se llevaba a la gente de calle.

          A tal grado llegó su fama que la misma Inquisición comenzó a sospechar de  él. Quiso apartarlo de su trabajo pastoral entre la gente porque pensaban los sesudos de la Inquisición que podría alborotar  al pueblo.

          Aceptó la reprimenda del tristemente recordado tribunal. Personas de su talla y talante no pasan desapercibidas. Así podemos leer el testimonio de Ernest Hello:<< Si no hubiera existido, nadie hubiera sido capaz de inventarlo>>.

          Después de su muerte lo declararon  patrono de los que no valen para nada. Dios le anunció su muerte. Confortado con el sacramento de la Unción de los Enfermos, dijo ante los hermanos estas palabras últimas dirigidas a la Virgen:<< Muestra que eres mi Madre>>. El 18 de septiembre pasó a la eternidad del año 1663.         

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! 

“Hay en la Santa Misa tantos misterios como gotas de agua en el mar...No sé si de la mano de Dios ha salido misterio más profundo” (S. Buenaventura).