San Ignacio de Antioquia Octubre 17

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "lleno de fuego". Viene de la lengua griega.

Imagínate a un abuelo de más de 80 años que lo llevan a Roma para que las fieras se lo coman en el anfiteatro romano. Puedes pensar que iría hecho polvo. ¡Qué va! Durante su largo trayecto desde Antioquía, en Siria, hasta la capital del imperio, se dedicó a rezar y a escribir cartas a sus fieles.

Era merecedor de lo que significa su nombre. Desde luego que hay que tener valor para hacer lo que hizo. Iba de esta ciudad cultural en Oriente para la otra, capital del Occidente cristiano. ¡Ah, ya sabes que a los seguidores de Cristo les llamaron por primera vez "cristianos" en Antioquía.

Aquí estuvo cuarenta años de obispo, el fiel discípulo de san Juan evangelista.

El emperador Trajano obligó a los cristianos que renegasen de su fe.<<¿Por qué te niegas a adorar a mis dioses, hombre malvado>>, le dijo a Ignacio. Y éste le contestó:<< No me llames malvado. Más bien llámame Teóforo, que significa el que lleva a Dios dentro de sí>>.

¿Y por qué no aceptas a mis dioses?

<<Porque ellos no son dioses, No hay sino un solo Dios, el que hizo el cielo y la tierra. Y a su único Hijo Jesucristo, es a quien sirvo yo>>.

Entonces, lleno de furia, el emperador lo mandó al anfiteatro para que la gente se riera de él mientras moría.

Escribió cartas a los cristianos de Roma diciéndoles:<< Por favor: no le vayan a pedir a Dios que las fieras no me hagan nada. Esto no sería para mí un bien sino un mal. Yo quiero ser devorado, molido como trigo por los dientes de las fieras para así demostrarle a Cristo Jesús el gran amor que le tengo. Y si cuando llegue allí me lleno de miedo, no me vayan a hacer caso si digo que yo no quiero morir. Que vengan sobre mí, fuego, cruz, cuchilladas, fracturas, mordiscos, desgarrones, y que mi cuerpo sea hecho pedazos con tal de poder demostrarle mi amor al Señor Jesús>>.

Y de esta forma murió en el año 107.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"¡Oh, soy feliz! Pues puedo decir con verdad, que el único amor de mi corazón ha sido él" (Santa Teresa de los Andes).