San Hilarión Octubre 22

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa " el muy alegre". Viene de la lengua latina.

Este chico, nacido en Palestina en el siglo IV de padres paganos, se marchó a estudiar a Alejandría de Egipto para vivir en la escuela afamada de los cristianos que había en esta ciudad culta en aquellos tiempos.

Como era de esperar, al contacto con los cristianos, no tardó mucho tiempo en convertirse.

En la escuela se hablaba a menudo de un monje muy famoso que todo el mundo conocía. Era nada menos que san Antonio Abad.

Al terminar su curso de estudios, le pidió al director que le dejase ir dos meses junto al santo ermitaño. Se le concedió la petición.

Se fue y estuvo con él el tiempo permitido. Se quedó alucinado por el estilo de vida que llevaba en el desierto, por la santidad de su vida, la abstinencia en el comer y beber y su exquisita amabilidad.

Cuando volvió con su título conseguido en la escuela, vendió todo lo que los padres le iban a dejar en herencia, para estar en el desierto al lado de san Antonio Abad.

Dicen que tanto en el verano caluroso de desierto como en el duro invierno no bebía más de lo necesario y vestía una túnica que le había regalado el ermitaño.

Aprendió de su maestro a comer solamente algo al ponerse el sol. Para resguardarse del frío y del calor construyó una cueva pequeña en la que apenas si cabía tendido.

Era un auténtico asceta. Y no solamente lo hacía por conseguir su perfección sino también por la conversión de los pecadores.

La gente lo visitaba para que le hiciera favores. Uno de ellos fue a una pareja que no podía tener hijos. Los bendijo y tuvieron una gran descendencia.

Muchos jóvenes y adultos se fueron a su lado para vivir como él. Era entonces uno de los mejores y más reputados medios para lograr la santidad. A sus 65 años vivía ya en comunidad con todos los que iban llegando al desierto. Después se fue a Chipre en donde calmó las olas de una tormenta. Murió aquí a los 80 años.

¡ Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Por Jesús he preferido ser pobre y trabajar. Ya que él por mi amor se hizo pobre, yo por amor a él quiero serlo" (Santa Teresa de los Andes).