San Hilario de Cerdeña, Febrero 28

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "alegre". Viene de la lengua latina.

Este joven se trazó como lema de su vida, la disponibilidad para todo lo que hiciera falta. No quiso nunca regatear nada a Dios ni a los hombres.

Nació en la isla de Cerdeña en el siglo V. Desde que era un joven diácono, se ganó completamente la amistad y la confianza del Papa san León.

Gracias a esta mutua confianza, el Papa lo envió como delegado y representante suyo al concilio de Efeso.

Eran circunstancias un tato difíciles y peligrosas para la Iglesia e incluso para la propia integridad física de sus representantes.

Hilario, como hombre de fe, al llegar a la ciudad griega, fue en seguida a la tumba de san Juan Evangelista para pedirle su protección en aquellos instantes claves para solventar algunos problemas que acuciaban a la Iglesia.

Estuvo en el concilio con vida, que era mucho pedir, con el alma tranquila y con el anhelo de seguir prestando sus servicios a Dios en donde quiera que fuera.

Estando en la ciudad santa, tuvo la feliz idea de escribirle una carta a la emperatriz Pulqueria, y le informó de todo cuanto había acontecido en Efeso.

El Papa san León murió en el año 461. Y le cupo a Hilario la suerte y el deber de consentir en ser sucesor.

¿Qué hizo de especial como Papa?

Había cuestiones que debía resolver cuanto antes. Estas son las cuestiones: En primer lugar, no tuvo más remedio que acometer la reforma de la disciplina dentro de la Iglesia: atacó con claridad la usurpación de episcopados, los abusos en la consagración de obispos sin el consentimiento de los metropolitanos y consagraciones ilegales.

En segundo lugar, atacó duramente la herejía del macedonio Filoteo. Y en tercer lugar, edificó dos capillas en la basílica de Letrán que, desde él, se llama san Juan de Letrán

¡Felicidades quien lleve este nombre!

"El que retiene algo que no necesita es igual que un ladrón" (Gandhi).