San Fernando de Portugal Junio 5

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Etimológicamente significa “hombre ilustre”. Viene de la lengua alemana.

Este joven portugués vino al mundo en Santarem, el año 1402 y murió en Fez tal día como hoy de 1443.

Tanta era su fama de santidad que, transcurridos menos de 30 años de su muerte, ya se aprobó que se  le podía dar culto.

Era el hijo del rey Juan I de Portugal y de la reina Felipa, hija de Juan Gaunt.

Se dice que no era muy piadoso ni muy buen cristiano como príncipe. Sin embargo, su inclinación a la vida religiosa fue calando poco a poco en él.

Tan es así que el mismo Papa Eugenio IV le ofreció ser cardenal, cosa que no aceptó.

Lo nombraron, por el contrario, director general de la orden militar de Aviz (originariamente era un ejército para luchar contra los moros), una orden que  dependía de los monjes cistercienses.

Llevado por su amor a Dios y por la lucha contra los moros, organizó una expedición con su hermano, Enrique el Navegante,

La armada portuguesa que él conducía fue derrotada en Tánger. Enrique escapó, pero a Fernando lo cogieron y maltrataron porque su hermano, el rey Eduardo, rechazó pagar su rescate.

Los moros, al ver que no le enviaban lo que habían pedido por él, arreciaron en sus  castigos y, además, lo trasladaron de esta  cárcel a la de Arzilla durante cinco años.

Y al no ver que el tema monetario tuviese curso, lo llevaron a Fez al año siguiente. Agotado y sin fuerza, murió. Y su cuerpo lo colgaron de las paredes de la prisión.

También le llamaban el Constante o el Abanderado. De hecho, Calderón de la barca escribió sobre él “El Príncipe Constante”, en el que lo presenta como a un héroe. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre! 

“Los hombres envejecen pero no maduran” (Daudet).