San Eutimio el Grande Enero 20

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SD

 

Etimológicamente significa " animoso". Viene de la lengua griega.

Nació este joven en Melitene, Armenia, en el 378 y murió en Palestina en el 473 tal día como hoy.

Sus padres lo educaron en la fe cristiana. Realizó sus estudios bajo la tutela del obispo de la ciudad. Al terminarlos, lo ordenó de sacerdote y supervisor de los monasterios de la diócesis.

En sus visitas, frecuentemente veía a un santo varón llamado Poliecto, con quien pasaba muchas horas de conversación y oración.

Cuando cumplió los 30 años, sin que nadie supiera nada, se fue a Palestina para vivir la soledad que tanta anhelaba su alma.

Después de orar en los santos lugares de Jerusalén, se estableció a unos cuantos kilómetros de distancia. Pedía limosna y trabajaba sólo para ganarse el pan de cada día. Al poco tiempo, aquel lugar se fue llenando de ermitaños, en el camino que baja de Jerusalén a Jericó.

Se le considera a san Eutimio como uno de los primeros monjes de Palestina. Era muy inteligente, y por esta razón sabía rebatir los argumentos que le presentaba el hereje Nestorio.

Poco a poco se ganó la confianza de los árabes. Muchos de ellos lo siguieron a raíz de que curó a uno que estaba muy grave. Ni siquiera lo habían podido curar los magos de Persia.

El patriarca de Jerusalén lo consagró obispo para dirigir a la población árabe que le seguía.

En el 420, Juvenal mandó que hicieran un buen camino para comunicar mejor la capital y Jericó.

En realidad, lo que ganaba a la gente era su humildad y su amor para con todos, pero de modo especial con los pobres.

En el 473 fueron a verlo Martirio y Elías para que se marchara con ellos a otro sitio. Eutimio les dijo que prefería quedarse en donde estaba. Sabía que su muerte estaba muy cercana. Nombró a Elías como su sucesor.

En la actualidad es venerado por todo el próximo Oriente.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"El talento se cultiva en la soledad; el carácter se forma en las tempestuosas oleadas del mudo" (J.W. Goethe).