San Domingo de Guzmán, Agosto 8

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

               

          Etimológicamente significa “del Señor”. Viene de la lengua latina.

          Los Padres Dominicos están hoy de fiesta. Santo Domingo de Guzmán los fundó en el siglo XIII. Durante tantos años han hecho y siguen haciendo un gran bien a la Iglesia en todo el mundo.

          Nació en un pueblo de Burgos llamado Caleruela en el año 1171. Desde muy pequeño se encargó de  su educación un tío suyo que era el arcipreste de la región.

          Hizo sus estudios superiores en Palencia. Una vez que lo ordenaron de sacerdote, soñaba con irse muy lejos a evangelizar, a Rusia nada menos. Estos anhelos y aspiraciones se vieron truncados cuando el Papa Inocencio III lo envió a Tolulouse para que hiciera frente a la herejía cátara con la predicación del Evangelio.

          Recorrió buena parte del sur de Francia acompañando al obispo Diego. Los herejes cátaros eran terriblemente duros.

          Esta herejía tenía una ideología sectaria que enseñaba el desprecio de la vida carnal y su medio de propagación, el matrimonio. Lograron con su predicación la conversión de algunas cátaras. Existe todavía la preciosa ciudad medieval en Touluse.

          Sus hijos se dedicarían fundamentalmente a la predicación de la verdad. Las monjas dominicas se entregarían de  lleno a la vida contemplativa.

          Estando en Palencia, se distinguió por su amor a los pobres. Llegaba hasta vender sus libros para socorrerles. Solía decirse a sí mismo que estudiar es una cosa y sentirse inquieto por la gente es la primera de todas.

          El Papa Honorio III aprobó la Orden de los Predicadores  en 1216. Dante en su libro “La divina comedia” le llama <<Esplendor de luz querúbica>>. Y la Liturgia, en el día de hoy, le dedica estas palabras:<< Como estrella de la mañana, como la luna llena en el estío, como el sol refulgente, así brillas tú en la Iglesia de Dios>>.

          Hay quienes le atribuyen a él  el origen del santo Rosario.

          Cansado de tanto caminar y de su ingente apostolado, murió en Bolonia en el año 1221. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Dominicos y  Dominicas! 

“Hay silencios que hieren, pero hay palabras que curan”.