San Benedicto Moro, Abril 4

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa “que augura el bien”. Viene de la lengua latina.

Llegan cada día los inmigrantes a nuestra nación. Nos parece cosa nueva. Y sin embargo, cuando leemos cada día la breve página del Santoral, nos damos cuenta de que siempre ha sucedido igual, aunque cambien las formas.

Este chico fue hijo de esclavos negros llegados a Italia. Como sus padres eran pobres, apenas pudo trabajar, empezó a cuidar el ganado en el campo.

Su dueño estaba encantado con él: era alegre, servicial, honrado y amaba su trabajo como nadie. Por eso le puso el sobrenombre de “santo moro”.

Como estaba habituado a estar horas y horas solo en los campos, al llegar a los 21 años se planteó el tema de su vocación.

Su idea la tenía clara: irse de ermitaño. El responsable de los eremitorios era  otro negro llamado Lanza.

Igual que le ocurriera en el trabajo anterior, los ermitaños lo eligieron su superior por el grado de su santidad.

Por cuestiones de asuntos internos de la Iglesia, a estos ermitaños se les invitó a que formasen parte de los Hermanos Menores.

A él lo enviaron al convento de santa Ana durante tres años. A  continuación se le destinó a Palermo. Aquí pasó 24 años. Trabajó de cocinero. Lo hizo tan a gusto y con tanto amor que incluso se le atribuyeron milagros.

Su santidad crecía por todos sitios. Por eso, aún siendo un laico o seglar, lo volvieron a nombrar superior del convento porque era amable, sencillo y bueno.

Sabía leer en los corazones. Iba mucha gente a pedirle orientación y consejo. Murió el 4 de abril de 1589. Su culto y devoción están muy extendido por medio mundo. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre! 

“La tontería es infinitamente más fascinante que la  inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no” (Chabrol).