San Beda el Veneracle, Mayo 25

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

 

Este santo es conocido en su tiempo como el más sabio de todos los hombres de Iglesia. El, sin embargo, a pesar de que nunca había salido del monasterio, dominaba las ciencias y las letras con gran conocimiento.

¿Quién era este joven?

Era un huérfano de Wearmourth. A los siete años le fue confiado a san Benito Biscop, abad del monasterio de la localidad. Como le suele ocurrir a los niños huérfanos, encontró en este sitio el lugar en donde desarrollar su afecto y su personalidad, a falta de padres.

Su verdadera familia desde entonces fue la amplia y extendida familia benedictina.

A medida que fue creciendo, el abad lo envió con cargos de responsabilidad para fundar monasterios juntamente con san Geolfrido. La más conocida de cuantas abadías fundó fue la de Jarrow.

Tanto le gustaba esta abadía que prefirió permanecer en ella por el resto de su vida. En ella se distinguió como un monje ejemplar en todo cuanto hacía, pensaba y escribía.

Tenía muy presente la ley de san Benito "Ora et Labora" (Reza y Trabaja).

De hecho, él supo armonizar perfectamente el trabajo manual de panadero con la ferviente oración y la entrega al estudio.

Cuando se lee su obra escrita, se constata que es una recopilación de extractos antiguos. De hecho, la biblioteca del monasterio se convirtió en la más rica de cuantas había en Inglaterra por aquella época del siglo VIII.

¿Qué contenía en esencia?

Había obras comentando la Biblia o exegéticas, obras de carácter histórico, libros de liturgia y muchos otros de poesías.

Es, sin duda alguna, el primer historiador de Inglaterra desde sus orígenes hasta el año 731.

Cualquiera que estudie la historia de Europa, no puede menos que ir a consultar esta biblioteca. Introdujo el conocimiento de los Padres latinos en este país y fue el primero en emplear el inglés en sus escritos en lugar de la lengua latina. Su obra le valió el título de Venerable. Murió mientras dictaba una traducción inglesa del Evangelio según san Juan.

¡ Felicidades a los que lleven este nombre!

"Se puede matar al soñador, pero no al sueño" (Abernathy).