San Alfonso María de Ligorio, Agosto 1

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

         

          Etimológicamente significa “ guerrero”. Viene de la lengua alemana.

          Este joven se adelantó a su tiempo mediante el estudio de lenguas, clásicas y modernas. Era tan inteligente que a los 16 años recibía en la universidad el grado de doctor en Derecho canónico y civil.

          Y además de todo esto, se dedicaba en su tiempo libre a la esgrima, al arte, la música y la pintura. Un humanista completo. Todo le va  a servir más tarde para su ingente apostolado entre la gente.

          Cuando empezó a ejercer la abogacía, todo el mundo acudía a él para que les resolviera pleitos difíciles. Estamos en el año 1696 en la ciudad de Nápoles, en la que había nacido de una familia noble.

          Un día, algo no le salió bien en su trabajo de abogado. Le entró una depresión – tan de moda hoy en día – y esta enfermedad fue la causa o el origen de que le diera otro rumbo a su vida.

          Se lo pensó seriamente ante el Señor. Y tras algún tiempo, se fue al seminario para prepararse al sacerdocio. Le ordenaron en el año 1726. Ante su conciencia hizo este propósito:<< La Iglesia me honra concediéndome este don, yo procuraré honrar a la Iglesia trabajando incansablemente por ella, con mi pureza, con mi santidad>>.

          Su ilusión estaba centrada en la predicación de la Palabra de Dios por todos sitios. Alternaba su predicación con su dedicación a escribir libros divulgativos sobre el Catecismo, la Moral, Sermones y la Virgen.

Se dio cuenta  de que él solo no podía llegar a todas partes. Para darle cauce a esta idea, fundó un grupo de misioneros rurales. Este fue el origen de la Orden de los Redentoristas. Era el año 1732.

          Como buen humanista cristiano intentaba liberar a la gente de sus culpabilidades, tan acentuadas todavía con la doctrina de Calvino y su dichosa predestinación.

          Cuando gozaba con su predicación y la nueva fundación, el Papa lo nombró obispo de santa Agueda de los Godos. Y lo que son las cosas: sus propios hermanos en la Orden le echaron fuera de la misma. Pero nunca perdió la paciencia hasta que murió a los 91 años en 1787. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Padres Redentoristas!

“Para cambiar a una persona hay que amarla; solamente influimos hasta donde llega nuestro amor” ( Pestalozzi).