San Aniano, Abril 25

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

Etimológicamente significa “consagrado a la diosa Anna Perenna, diosa de la luna o del año”.

También los zapateros van al cielo. Perteneció al primer siglo de la vida cristiana. Juramentaba a cada instante, sobre todo cuando las cosas no le iban muy bien en su trabajo o se encontraba con gente que no le caía bien o le había hecho o dicho algo que lo le gustase.

No juraba por Júpiter, Hécules o los demás dioses paganos, sino por el gran Dios del cielo.

Cuentan que san Marcos evangelista lo escuchó una vez. Fue a su zapatería para arreglase los zapatos. Y mientras se los arreglaba, se clavó la lezna en el dedo.

Y como era habitual, ya que era  un hombre mal hablado, comenzó a blasfemar.

Marcos, en lugar de dejarlo tirado y salir huyendo, se acercó a él, le curó el dedo herido y le tranquilizó.

Este fue el comienzo para que san Marcos comenzase a hablar del Dios único y verdadero con su amigo.

Le dio la primera y larga lección de todo cuanto había hecho el Señor Jesucristo con el hombre.

Este fue sencillamente el origen de su conversión al cristianismo.

Después siguió las lecciones y sobre todo, vivía todo cuanto le dijo el apóstol.

A tan alto grado llegó su seguimiento de Cristo que, al verlo tan bueno y tan entregado al apostolado que había aprendido del evangelista, lo nombraron obispo de Alejandría.

Ya Marcos lo había nombrado su vicario cuando se encontraba fuera.

Al morir san Marcos, fue él quien ocupó la sede episcopal de Alejandría durante 18 años y siete meses. Otras fuentes hablan de él como un señor noble al que san Marcos nombró obispo.

San Epifanio nombra en sus libros que una iglesia de Alejandría se levantó en su honor. 

¡Felicidades quien lleve este nombre! 

“Dios se sirve generalmente del infortunio como de un estribo para levantarnos” Chateaubriand).