San Alejo Julio 17

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

      

         Etimológicamente significa “protector”. Viene de la lengua alemana.

          Este joven romano, nacido de una familia ilustre de senadores, recibió una recia educación en la doctrina y en los principios de la fe cristiana.

          Una de las mejores cosas que le enseñaron en casa fue la atención a los pobres. ¡Cuánta falta haría en nuestros días, en los que hay tanta escasez de valores que rijan dignamente los destinos de un hogar!

          Al llegar a su juventud, tomó conciencia de que con mucha “pasta” y con el consumo placentero que presentaba la ciudad, le iba a ser muy difícil escalar los peldaños que le llevaran a la santidad.

          Huyó de Roma y fue a parar muy lejos, a Siria nada más y nada menos. En esta nación estuvo por espacio de 17 años entregado a la oración y a la penitencia. Sin estas dos armas es altamente dificultoso vencer a los enemigos que tientan el alma.

          A tan alto grado llegó su fama, que la gente le  llamaba <<el hombre de Dios>>. Nadie podía sospechar que este mendigo fuera  el hijo de una familia rica de Occidente. Ni se les pasaba por la cabeza.

          Cuando volvió a Roma, les pidió a sus padres que le dieran un trabajo. Estaba tan cambiado que no lo reconocieron.

          Siendo todavía relativamente joven, enfermó en su cueva construida bajo la escalera. Fue entonces, en las últimas, cuando les comunicó a sus padres que era su hijo.

          Lo abrazaron con ternura y lo prepararon a bien morir. A tanta gloria llegó su santidad que los romanos le levantaron una iglesia, y en Siria no se ha perdido todavía su devoción entre los cristianos.

          En la vida de este joven resaltan muchas virtudes, pero la principal es, sin duda alguna, la humildad. Con la soberbia a cuestas no se logra la perfección. Es más, la ahuyenta.

          San Alejo, el mismo día de su boda, tuvo la inspiración del cielo de dejar todo  y vivir solo en el desierto de Siria. ¿Te parece raro? Sí, lo es, sobre todo cuando se mira desde la perspectiva consumista y sin fe. En el siglo XI fue objeto de un poema épico, y le proclamaron patrono de los enfermos. Murió el año 430.

          ¡Felicidades a quienes  lleven este nombre! 

“La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía” (Proverbio árabe).