San Marcelino y San Pedro Junio 2

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

                    Etimológicamente significan: Marcelino = “fuerte” y Pedro = “roca”. Vienen del latín y del hebreo respectivamente.

          Estamos en Roma. Reinaba por entonces el peor de los emperadores. Castigaba y mataba a los cristianos sin razón alguna. Fue en el año 304 cuando estos dos mártires murieron por defender su fe ante los halagos que les hacían de adorar a los dioses paganos.

          Marcelino era muy conocido en la ciudad, y todo el mundo le profesaba un gran cariño . Pedro era un seglar altamente comprometido por las causas de los cristianos.

          Entre las muchas cualidades de Pedro, la que más destaca en él era su facilidad en expulsar a los demonios de la gente poseía por ellos.

          Los tribunales de Roma, sin mediar ninguna razón importante, salvo que les acusaban de seguir una religión falsa porque iba contra los deseos del imperio, los mandaron llamar ante los jueces. Estos los enviaron como medida preventiva a la cárcel.

          Esperaban que con este castigo abdicarían de su fe en Jesucristo y seguirían la religión establecida por el emperador.

          Pero cuál no fue su sorpresa al enterarse de que, incluso en la misma prisión, no cesaban de predicar y anunciar las excelencias de la religión nueva y revolucionaria del Cristo Resucitado.

          Como fruto de su predicación, lograron convertir al carcelero, su mujer e hijos y a varios prisioneros.

          A los gobernantes les sentó muy mal lo que habían hecho. Y dándoles vueltas a sus cabezas, decretaron su muerte sin más.

          Primeramente, para no llamar la atención de la gente, se los llevaron a un bosque <<la selva negra>>.

          En este lugar les martirizaron cortándoles las cabezas. Los enterraron en el más estricto silencio.

          Sin embargo, el verdugo que presenció la escena terrible, se hizo cristiano y dijo claramente a todo el mundo el sitio de su sepultura. Los creyentes fueron aprisa, y les dieron cristiana sepultura. Más tarde, el emperador Constantino edificó una basílica sobre su misma tumba, en la que también está enterrada su madre santa Elena. 

          ¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

“La fe consiste en creer lo que no vemos, y la recompensa es ver lo que creemos” (San Agustín).