Saludo matinal

“En cuanto creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosas que vivir para él”, Charles Foucauld.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

¡Hola! Buenos días.

“En cuanto creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosas que vivir para él”, 
Charles Foucauld.

El curso pasado hablé alguna vez sobre este cristiano ejemplar. Como todos saben, entregó toda su 
vida a trabajar entre la gente más marginada de la sociedad: los leprosos.
Ellos fueron su norte y guía en todas sus ingentes actividades.
La realidad de Dios para este cristiano completo está íntimamente relacionada con la realidad del 
amor. Y de un amor serio, profundo, atento, delicado e intachable para con los pobres de verdad.

El descubrió la verdad de Dios, no en los libros o en conversaciones filosóficas o ideológicas con 
la créeme de la sociedad eclesial. No. Para él, el Dios vivo en el que creyó, está metido en la herida 
sangrante y mal oliente del leproso. Para él, la fe no fue problema. Y no lo fue porque amó 
profundamente. Para él, el ateísmo queda muy lejos.

Creer en Dios y trabajar ardientemente por su Reino, por sus cosas, por sus asuntos...fue la misma 
cosa.


Creo que sería conveniente en cualquier tiempo que te examinaras e hicieras una foto, no tanto de tu 
cara cuanto de tus pensamientos y deseos acerca de tu fe.


Comprende, amigo, que vivir tu fe ahora que eres joven o adulto, supone un compromiso con la vida; 
supone un sacrificio y una renuncia a tus pasiones y a tus planes de egoísmo.


Dios no es una máquina con la que juegas a pedir. Dios es una persona exigente. Te exige una postura 

clara y definitiva frente a él. Puedes conocer al cristiano según su fe muerta o viva en Dios.
Hazte un autorretrato de tu mundo de fe en Dios.


¡Animo! Vive alegre