San Guido Maramaldi, Junio 6

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

Etimológicamente significa “el que guía y conoce todos los caminos”. Viene de la lengua alemana. 

¡Que se regocije el corazón sencillo! ¡Dichoso quien tenga un corazón de niño! Todas las realidades de Dios están en él. 

Guido fue un confesor del siglo XIV. Pertenecía a una familia de Nápoles de origen noble. Eran cuatro hermanos, y en todos ellos brillaba la flor de la sencillez, uno de los dones grandes que Dios concede a las personas que quieren serlo.

Uno fue un soldado valeroso; otro, un brillante hombre de gobierno y primer ministro de Nápoles; el tercero fue un arzobispo ejemplar de Bari y, más tarde, llegó a  ser cardenal de la Iglesia.

El menos brillante a los ojos del mundo, era Guido. Escogió el camino de la humildad en lugar del sendero dela ambición.

Entró muy joven en la Orden de los Dominicos. Encontró dificultades para entrar por motivos de salud, mucho más que por causas familiares.

Una vez que entró en la Orden, se reveló como un dominico de primera línea en la predicación – lo típico de esta Orden – y por  su virtud.

Fue el maestro del convento  napolitano; después se marchó de misionero a tierras del Sur.

En Sicilia adquirió una fama sensacional como un comunicador claro.

Todo el mundo que le escuchaba, lo entendía todo. Sabía adaptarse a a los oyentes con el lenguaje adecuado.

En Ragusa fundó un nuevo  convento. Fue nombrado por la Santa Sede Inquisidor de la fe en Nápoles. Lo ejerció con prudencia. Murió en el año 13091. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre! 

“Las torres más altas, cuando caen, tienen las más duras caídas” (Horacio).